Atom: bar audiovisual

En mi constante búsqueda de sitios interesantes de Buenos Aires, hay resultados que son determinantes: momentos en los que he encontrado algo tan atractivo que debo conocerlo ese mismo día.

Así me pasó con mis sitios favoritos de la ciudad: Negro Cueva de Café, Chan Chan, Sarkis, La Poesía, Los Galgos, 878… y un largo etcétera. Y así también me pasó ayer con Atom.

Atom es un bar audiovisual ubicado en San Telmo. Supe de su existencia gracias a un post de los genios de BUENOSAIRESconnect, una de mis fuentes de sitios interesantes de la ciudad. En lo que leí la nota sentí un impulso irrefrenable por ir a conocerlo, y en lo que revisé su página en Facebook y vi que esa noche estaría dedicada a un ciclo de ambient, uno de mis géneros musicales favoritos, pues mi decisión encontró su confirmación.

En lo que salí del trabajo me fui al bar y me cautivó desde que entré: en una de sus ventanas se mostraba un cartel con información de un curso de Ableton Live, un importante software para hacer música electrónica.

Mi primera impresión del lugar registró una barra al fondo, una serie de televisores vintage encima de la barra, auriculares colgados a uno de los lados de la barra, un proyector que mostraba imágenes en blanco y negro, y una mesa en el centro con parafernalia electrónica donde una una pareja hacía música. Desde ese momento lo supe, lo sentí: Atom era un lugar para mí.

Pedí una pinta de cerveza artesanal en la barra, donde gentilmente me atendió Jacopo, uno de los dueños. Me senté a un lado de la barra a revisar las fotos que le había tomado al lugar y se me acercó Javier, otro de los dueños para darme la bienvenida. El gesto me conmovió, pues creo que es primera vez que me pasa algo así en la ciudad. Javo me estuvo hablando del lugar, comentándome que está dedicado a producir, pensar y promover cultura electrónica a través de presentaciones, cursos y otros eventos especiales. Acto seguido me invitó una cerveza y a que lo acompañara un rato para seguir conversando.

Mientras tanto, comenzó a llegarse al lugar gente muy interesante, uno de ellos fue otro músico electrónico que me presentó Javo y con el que estuve hablando por un rato muy ameno sobre música y tecnología. Otra persona muy interesante que conocí fue a un productor de eventos de música y cine, quien también me invitó a un evento que estaba organizando en Caballito para la semana que viene. En cuestión de minutos, Atom se me había convertido en un caldo de cultivo de cultura.

Atom es un sitio extraordinario, como una especie de templo para la música electrónica y el arte sonoro. La sala ofrece un sonido cuadrafónico que hace posible que el sonido te envuelva, dispone de auriculares para que disfrutes de la música que se reproduce en el recinto, y además sirve como un núcleo del laboratorio musical del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. (De hecho, esa noche iba a tener lugar un after-party de una performance que se daba en el museo.)

Al salir de Atom, y experimentar esta excelente noticia para los que nos apasiona la  música electrónica y la expresión audiovisual, salí con una enorme sonrisa, pues lo supe, lo sentí, en mi panza, en mi mente y en mi corazón: este lugar se había convertido, de una, en uno de mis sitios favoritos de la ciudad.  

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