Cuando Mopa le propuso matrimonio a Donna


Donna y Mopa son una pareja de amigos muy queridos que tengo en Buenos Aires. Y también fueron los protagonistas de uno de los momentos más lindos que he vivido.

Ese día Donna cumplía años y Mopa me invitó a que me pasara por su casa. Recuerdo que Mopa me escribió tanto por Twitter como por Facebook, así que desde que leí sus mensajes no pude evitar sentir cierto tono de insistencia.

Cuando llego a casa de Mopa, Donna me comenta un tanto sorprendida de que su día había sido extraordinario desde el comienzo: que Mopa la había despertado con confetti y con música, y que luego la llevaría a hacer una visita guiada por la Usina del Arte, un centro cultural que queda en el barrio de La Boca.

Ese comienzo del día presagiaba que algo muy especial tendría lugar por la noche. Lo que pasa es que Mopa había hecho un gran trabajo para que ni ella -ni mucho menos el resto de los invitados a su fiesta de cumpleaños- sospecháramos de lo que había planeado para Donna.

La otra invitada en esa fiesta de cumpleaños era Manu, una amiga de Donna, de manera que el petit comité de por sí garantizaba cierta intimidad. En lo que Manu anuncia que tiene que irse, Mopa nos ordena a que esperemos un poco. En seguida subió a la mezzanina de su departamento. Yo pensé que lo que quería hacer era picar la torta y cantar cumpleaños: nada más alejado a lo que sucedería tan sólo en segundos…

Acto seguido, Mopa baja de la mezzanina con un pequeño estuche de plástico con la forma de una dona, y se la acerca a Donna con su mano. Ella se da cuenta de que Mopa está temblando.

- Ya va, Luis, ¿y a ti qué te pasa? ¿tú por qué estás temblando? -alcanzó a preguntarle.

Yo no recuerdo que él dijera nada, sino que él abrió el estuche y le mostró el anillo.

- Bueno, pero tú me tienes que preguntar algo, ¿no? –vuelve a inquirirle Donna.

Y viene Mopa, se le arrodilla y le hace la pregunta que todos esperábamos:

- Will you marry me?

Donna dijo que sí. Y entonces se le aguaron los ojos, se besaron y se abrazaron. Y el resto de nosotros –especialmente yo- nos emocionamos.

Yo no puedo describirles la emoción que sentí en ese momento. De hecho, Donna me ha dicho que le sorprendió mucho mi reacción: calculo que abré quedado con la boca abierta y con la imposibilidad de emitir cualquier palabra.

Yo soy un romántico irremediable, así que poder haber sido testigo en la vida real de algo que siempre me emocionaba cuando lo veía en las películas es una de las experiencias más hermosas y conmovedoras que he vivido.

A mis amigos más cercanos debo haberles contado esta historia como quinientas veces. Y no deja de emocionarme cada vez que la cuento.

Donna y Mopa se casaron. Y yo no podría estar más contento por su celebración de amor.

De corazón les deseo el mayor de los éxitos y vuelvo, una vez más, a agradecerles que me hayan brindado la posibilidad de vivir un momento que jamás olvidaré, y que seguiré contando simplemente porque me encanta revivirlo como uno de los más lindos de mi vida.

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