Edward Burns: un cronista romántico de la Ciudad de Nueva York


--> Edward Burns ha actuado en películas taquilleras de Hollywood como Saving private Ryan, 15 minutes y 27 dresses. Sin embargo, Burns es también un respetado escritor y director del cine independiente norteamericano. The brothers McCullen, su ópera prima como cineasta, lo catapultó a ese humilde pero respetado estrellato del cine de autor.
Al cine de Edward Burns llegué gracias a Sidewalks of New York, una película que ya ha sido considerada, tanto por la crítica especializada como por la audiencia, como un verdadero clásico del cine de Nueva York. La genial manera en la que Burns logró retratar las relaciones de pareja en un lugar tan frío, competitivo y difícil como Manhattan, hizo que la considerase como una de mis películas favoritas.

(Por cierto, Burns adelantó, de manera extra-oficial, que actualmente trabaja en una historia muy parecida a esta, titulada Under blue suburban skies, en la que volverá a explorar el mundo de las relaciones, pero ambientada en los suburbios de Nueva York.)

Edward Burns presentó en el Festival de Cine de Tribeca 2010 su más reciente película titulada Nice guy Johnny. Este film cuenta la historia de un chamo que se encuentra en un trascendental dilema. Johnny se debate entre aceptar un trabajo que le garantice bienestar económico como gerente de una empresa que fabrica cajas de cartón, o seguir viviendo su sueño como locutor de deportes en una pequeña estación de radio de Oakland.

Presionado por su novia, Johnny decide ir a Nueva York para tomar una entrevista de trabajo con un amigo de su suegro. Durante el fin de semana que dura el viaje, Johnny compartirá con su tío Terry, interpretado por Edward Burns: un tipo cuarentón, todavía soltero, que le aconsejará en reiteradas oportunidades no ir a esa entrevista y seguirle siendo fiel a su verdadera pasión.

En esos días, Johnny también conocerá a Brooke, una hermosa jugadora de tenis que en más de una ocasión logrará poner en riesgo la relación entre Johnny y su prometida, pero que también se encargará de alentarlo para que siga al llamado de su corazón.

Luego de proyectar el film, Ed Burns se reunió con el público para hablar sobre su trabajo, las bondades del cine independiente e incluso impartió algunos consejos a los jóvenes cineastas.

Al ser inquirido sobre la existencia de algún rasgo autobiográfico en esta película, Burns admitió que recientemente se encontró en una diatriba muy similar. Purple violets, una comedia romántica que filmó justo antes de Nice guy Johnny, no consiguió distribución teatral luego de estrenarse en el Festival de Cine de Tribeca de 2007. La compañía que representaba a Burns en ese momento, le aconsejó que trabajara en una película con un mayor presupuesto. Para este film, Burns debía dirigir "por encargo", es decir, tendría que dirigir una película cuyo guión ya estaba escrito.

Luego de pensarlo por varios días, Burns decidió tomar el proyecto. El film sería una comedia romántica que contaba con un presupuesto de $45 millones, con un elenco lleno de celebridades: una verdadera promesa para la taquilla. "Tengo dos hijos, dos hipotecas, y la verdad es que me iba a venir muy bien esa cantidad de dinero, así que decidí que ya era hora de asumir un proyecto de este calibre", reveló Burns.

Tan sólo un fin de semana trabajando en ese proyecto le valió a Burns para tomar la decisión de renunciar. "No pude hacerlo simplemente porque al final del día no estaba trabajando en lo que siempre he soñado: hacer películas mías -películas pequeñas y personales."

Esta renuncia luego se tradujo en la escritura del guión de Nice guy Johnny , grabada en formato digital, filmada con un presupuesto de tan sólo 35 mil dólares y con un elenco de jóvenes actores desconocidos pero ciertamente maravillosos. "El hecho de que estos muchachos no fueran conocidos hizo aún más interesante el rodaje. Ellos estaban muy hambrientos de actuar en una película, y eso se nota en la pantalla", se atrevió a decir, notablemente orgulloso del destacado trabajo de sus actores.

Sobre el cine independiente y a su minusvalía económica frente al cine de Hollywood, Burns precisó: "el cine independiente siempre ha quedado como relegado, pero todavía hay mucha gente que le gusta. Todas las entradas de cada una de las exhibiciones de mi película en este Festival se han agotado. Tú ves a la gente haciendo las colas para entrar a ver esas películas y pareciera que estuviesen yendo a un concierto. Todos los otros eventos del Festival a los que he ido -las conversaciones con otros cineastas y los encuentros con actores y productores- han estado colmados. Y eso dice mucho de la necesidad que tiene la gente por la vitalidad que les da este arte".

Edward Burns también ofreció algunos consejos para los jóvenes que están comenzando a trabajar en cine. A ellos les dijo: "la clave está en trabajar todos los días. Cada vez la tecnología te ofrece más oportunidades para hacer arte. Ahí están los chamos que hacen música en sus computadoras, ahí están los chamos que hacen cortometrajes increíbles con cámaras Flip. Así que cada vez hay menos excusas para no hacer el tipo de arte que quieras hacer."

Un joven cineasta que presentó su cortometraje en el Festival le preguntó a Burns cómo sacarle el mejor provecho a eventos como estos. Burns le recomendó lo siguiente: "Tú siempre deberías estar trabajando en algo. Y cuando finalmente lo consigas, cuando obtengas éxito con alguna de tus películas, debes haber estado trabajando antes, o al mismo tiempo, en otro proyecto. Deberías tener el boceto de tu próximo guión, por lo menos. La clave está en tener listo el proyecto de tu próxima película para que entonces estés preparado para cuando te vaya bien. Ahí es cuando todo el mundo te quiere, cuando los productores quieren reunirse contigo, cuando la prensa quiere escribir sobre ti. Cuando estés de moda, tú tienes que tomar ventaja de ese momento. Así que ponte a trabajar rápidamente en tu próximo film, sigue escribiendo y sigue trabajando."

La velada concluyó con una sentida revelación que hizo el director respecto a su trayectoria como cineasta independiente: "el fracaso es una parte importante en el proceso de ser artista. Yo por lo menos he trabajado en 25 guiones que he desechado -guiones sobre los que más nunca trabajaré. Pero precisamente, escribir esos guiones es lo que te va a ayudar a escribir el próximo que sí funcionará. Por eso es que tú tienes que seguir intentándolo. Hay veces en que vas a lograrlo y hay veces que no. A mí no me han gustado varias de las películas que he hecho, Looking for Kitty, por ejemplo. Sin embargo, últimamente he descubierto que cada vez me preocupo menos por el producto final y que lo que más disfruto es el proceso en sí mismo. No les niego que se siente muy bien ver tu película en pantalla grande, pero no hay nada mejor que levantarte todos los días para escribir y rodar esa película que tienes en mente. No hay nada mejor que levantarte todos los días para trabajar en eso que te gusta."

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